Un obrero cristiano en Mozambique caminó 100 kilómetros a pie y atravesó ríos en bote solo para participar de un culto con misioneros brasileños, impactando profundamente a la equipe que lo recibió. El testimonio fue compartido por el misionero Sidnei Honório, de la Iglesia Congregación Cristã (ICC), durante una visita misionera al país africano.
Sidnei y su equipo recorrían diversas congregaciones locales que apoyan en Mozambique cuando llegaron a una pequeña y sencilla iglesia de barro y techo de bambú en la ciudad de Inhambane. Allí conocieron a Castro, un obrero de otra congregación ubicada muy lejos de ese lugar.
Decidido a congregarse con los hermanos brasileños, Castro no escatimó esfuerzos y emprendió un viaje de 100 kilómetros a pie para llegar hasta la iglesia de Inhambane. “Él es cooperador en una localidad donde algunos de los hermanos tuvieron la oportunidad de ver, atravesando en bote. No conseguimos llegar allá por las condiciones, porque llovió bastante y también tuvimos otros compromisos. Pero él sabía que estaríamos aquí hoy e hizo 100 kilómetros a pie”, relató Sidnei en un video en TikTok.
El misionero destacó que todo ese esfuerzo fue para participar de un culto de, como mucho, dos horas. “Él vino para un culto de dos horas como máximo. Pero vino aquí para congregarse con nosotros, para estar junto con nosotros”, subrayó.
En el camino, Castro tuvo que detenerse a dormir y necesitó cruzar ríos en bote para poder llegar a la congregación. “El siervo de Dios ahora va a volver otros 100 kilómetros de nuevo. Atravesando río, andando en bote, con toda dificultad. Pero está aquí lleno de la Palabra de Dios”, comentó Sidnei, admirado.
Para el misionero brasileño, el ejemplo de este hermano mozambiqueño es un llamado de atención a los cristianos de su país. “Nosotros, en Brasil, andamos 25 kilómetros en moto y parece algo tan grande, pero vemos que no es nada”, reflexionó, comparando el sacrificio de Castro con la comodidad de muchos creyentes.
Conmovido, Sidnei afirmó que no hay forma de pagar un testimonio así con palabras humanas. “No hay cómo pagar con palabras, no hay qué decir. Solo Dios para pagarte. Si somos fieles hasta el fin, un día heredaremos la corona de la vida eterna”, concluyó, dirigiéndose al obrero mozambiqueño.
ARTÍCULO DE INTERÉS: Joven pakistaní desahuciado por los médicos sobrevive y entrega su vida a Cristo, “Un milagro”
Durante la misma visita misionera a Mozambique este mes, el equipo brasileño también realizó el bautismo de 32 nuevos convertidos en un río, celebrando así la expansión del Evangelio en la región. La escena de fe y sacrificio vivida con Castro dio aún más significado a ese tiempo de frutos espirituales.
La historia de este obrero recuerda el valor de congregarse, aun a gran costo, y confronta la apatía que muchas veces se ve en contextos más cómodos. Su amor por asistir a la congregación y la Palabra nos desafía a redescubrir la alegría de reunirse, servir y perseverar, sabiendo que nada de lo que se hace por Cristo es en vano.